Eduardo Torres-Dulce también ha tenido palabras para la corrupción: "No admite grados: si toleramos la infracción y el fraude a pequeña escala, debemos prepararnos para sufrir la corrupción a gran escala. Los principios éticos no resisten componendas. La ejemplaridad debe ser contemplada desde la exigencia de la igualdad".
Torres-Dulce ha explicado que "en muchas ocasiones, los problemas de la justicia penal no son consecuencia de deficiencias legislativas, sino de organización y gestión de la Administración de Justicia. La ley no basta si el procedimiento no dispone de los medios necesarios para gestionar su aplicación".